Este año 2021, el segundo de la pandemia mundial del Covid 19, ha sido duro, doloroso y como el anterior, el 2020, nos ha tocado en lo personal, en lo colectivo, en lo económico, en lo anímico. Como siempre, es momento de hacer balances y señalar las deudas, lo que dejamos de hacer, lo que se nos quedó y de mirar con algo de esperanza lo que sí pudimos lograr.

El 2021 nos está dejando dolorosos aprendizajes, la pandemia siguió cobrando vidas de valientes, de inocentes, de personas entrañables. Y en ese proceso, los abusos contra los pueblos indígenas, con los bosques, menos intensos que el 2020, también han continuado.

Uno de los temas que abordamos este año ha generado también un cambio importante, que esperamos tenga logros concretos el 2022. Luego del reportaje que realizó La Mula Verde con el apoyo del Proyecto USAID Prevenir, la Gerencia Regional Forestal y de Fauna Silvestre de Ucayali, en acuerdo con la oenegé Asociación ProPurús, instalará una oficina forestal en Yurúa. De esa forma, los hallazgos del reportaje sobre la extracción ilegal de toneladas de carne de monte por parte de cazadores furtivos en este distrito fronterizo, despertaron el interés del Estado y se esperan cambios en bien de la población y de los recursos forestales y de fauna de todos los peruanos.

Notas como Quinientas flechas llamaron la atención de autoridades de diversos sectores. Y es que los asesinatos de líderes y comuneros indígenas no han cesado en este 2021. Las reacciones de las organizaciones indígenas, que lanzaron la campaña “Hasta Cuando”, apoyada desde este espacio, sensibilizaron al menos temporalmente a funcionarios de diversos sectores. El diálogo con el Estado a inicios de año abrió espacios importantes, que requieren ser fortalecidos. El Mecanismo Intersectorial de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos, ha iniciado su implementación. Y con ello, aunque de manera tímida, el Estado empieza un nuevo intento de atender las continuas amenazas que se ciernen sobre los ciudadanos indígenas que se ponen de pie y tratan de defender sus tierras y sus bosques. Los resultados aun están lejos de ser óptimos, y aunque muchos están desilusionados, aun hay esperanza de que el mecanismo pueda servir para prevenir más muertes.

Berlin Diques, Jamer López, Judith Nunta y otros valientes dirigentes de la Organización Regional AIDESEP Ucayali ORAU, han seguido dando la cara, a pesar de las constantes amenazas que reciben de ilegales y delincuentes de todo tipo. Diques ha sido reconocido como personaje ambiental del año por la revista Caretas, sin embargo, algo de lo que he sido testigo personalmente, es el reconocimiento sincero de la población, de los comuneros, de la gente, que en las comunidades recibe a sus dirigentes, que les transmiten fuerza, esperanza y ganas de seguir luchando por sus derechos.

Los compañeros de Atalaya, como Cleofás Quintori, y mis hermanos del Ene y el Tambo, Angel Pedro Valerio y Fabián Antúnez, sin duda hacen lo propio, a costa de arriesgar su propia vida, en la defensa de sus comunidades y su pueblo. La posición firme de la gente del Tambo, de negarse a caer en las garras del narcotráfico es un ejemplo poco reconocido que necesita ser apoyado.

El ejemplo de mayor entereza y constancia, sin duda está en Sawawo, en la líder indígena María Elena Paredes y su comité de vigilancia comunitaria. Paredes y sus comuneros vienen enfrentando la invasión de su comunidad por parte de la empresa Inversiones Forestales JS, en un caso que está ya en manos de la FEMA Atalaya. María Elena y sus compañeros resistieron por meses el acoso de los trabajadores madereros, las amenazas y las ofertas de dinero para desistir en la defensa de sus territorios. Firmes y dignos, los comuneros de Sawawo siguen luchando por la defensa de su comunidad y de los bosques que sustentan sus vidas y también las nuestras, aun cuando el poder judicial no de muestras de querer hacer justicia para ellos.

Los retos para el 2022 son, sin duda, enormes. Hay mucho, muchísimo por hacer, en medio de una incertidumbre por los pleitos constantes entre quienes tienen ahora el poder y quienes quieren recuperarlo o acapararlo. Lamentablemente, los mismos líos de siempre en un país que ya merece un cambio sincero en quienes lo gobiernan, tanto en el Estado como entre las sombras. 
Ojalá que estos días nos ayuden a pensar un poco más en que no se trata de los problemas de las comunidades, de la destrucción de los bosques, de la corrupción en tal o cual sitio del país o del mundo. Se trata de nosotros, como nación, como país, como especie, los que necesitamos cambiar de mentalidad, salir de la burbuja y mirar al prójimo (al próximo, al que está cerca nuestro), y entender que solo tendremos un mejor año, una mejor vida, reconociendo que estamos todos juntos en este viaje por el cosmos, para el que necesitamos la mayor solidaridad y empatía.