En la primera parte vimos el origen y migración de los israelitas. En la segunda parte de este reportaje, abordamos otros aspectos de este grupo religioso y sus vinculaciones con actividades ilegales, como el narcotráfico, y políticos locales y nacionales.
Esta investigación fue producida en colaboración con la Red de Investigación de Bosques Tropicales (Rainforest Investigations Network) del Pulitzer Center.
La Triple Frontera
De acuerdo con la plataforma Global Forest Watch, desde 2001 hasta 2021, Mariscal Ramón Castilla perdió más de 113,000 ha de bosque primario. De acuerdo con las fuentes consultadas, tanto del IIAP como de la Gerencia Forestal, la deforestación en la provincia de Mariscal Castilla y sus distritos se encuentra íntimamente relacionada con la demanda de yuca, maíz amarillo, piña, plátano, maíz duro y frijol caupí tanto por el mercado local, nacional e internacional (Colombia y Brasil). Aunque no toda la deforestación puede ser atribuida a los israelitas, debe tenerse en cuenta que solo Alto Monte de Israel, el principal centro israelita, tiene ahora más de 20,000 hectáreas deforestadas. La deforestación de la población israelita dispersa es difícil de mensurar, pero fácilmente supera la de Alto Monte.
La deforestación se observa en pequeñas parcelas, la mayoría menores a 5 hectáreas pero que pueden superar las 20 hectáreas, concentrándose en áreas cercanas a los centros poblados de San Pablo, Caballococha, Alto Monte, Cushillo Cocha, Jerusalén, Santa Teresa, Santa Rosa y en las zonas ribereñas. También se han generado grandes extensiones de pastos para la actividad ganadera, concentrándose en áreas cercanas a los centros poblados de Alto Monte, Caballococha, Santa Teresa, Santa Rosa y también en áreas aledañas a los ríos.
La ganadería de vacunos y caprinos es una de las actividades que también ha incentivado la deforestación. Los distritos más afectados por la deforestación ganadera son San Pablo (donde se ubica Alto Monte de Israel), Ramón Castilla y Yavarí.
Los israelitas practican la agricultura migratoria no tradicional, mediante el sistema intensivo de monocultivo, entre los que destaca el cultivo de arroz, la pituca, la witina , el plátano y, en menor escala, el cultivo de kiwicha y yuca, entre otros. Los israelitas se han convertido en la principal fuerza económica en esta zona de la frontera, que influye en ciudades como Leticia en Colombia, Tabatinga en Brasil y Santa Rosa e Iquitos en Perú.
También en el Sur
Hasta hace poco, solo eran conocidas las colonias israelitas de Loreto y la selva central. El mandato de Ezequiel Ataucusi parecía dirigir toda la migración hacia la Triple Frontera, en Loreto. Sin embargo, hace unos años el crecimiento de un foco de incesante deforestación en Madre de Dios, también cercano a la frontera del Perú con Bolivia y Brasil, atrajo la atención de los especialistas del Proyecto MAAP de la oenegé ACCA. La zona se llama Arca Pacahuara y tiene en su haber más de 4,300 hectáreas deforestadas, gran parte de ellas, dentro de una concesión forestal.
Pobladores de Arca Pacahuara cuentan que Ezequiel Ataucusi realizó una reunión con los congregados en la ciudad de Cusco a finales de 1994. En esa reunión escogió a un grupo para colonizar las selvas de la frontera sur, en Madre de Dios, en su punto más alejado, cercano a la triple frontera con Bolivia y Brasil. Ataucusi indica que los congregados de Cusco y Puno (en general del sur del Perú) deberán ir todos a Madre de Dios.
Así, a inicios del año 1995, 46 varones se trasladaron desde Cusco a Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, en el sur oriente peruano. Desde allí, con unos pocos enseres y con una fe inquebrantable en las órdenes del profeta, emprendieron viaje hasta Iberia, capital del distrito del mismo nombre, en la provincia de Tahuamanu, a unos 170 km de Puerto Maldonado. En Iberia se reabastecen y los 46 colonos se dirigen caminando, a unos 17 kilómetros de Iberia. “Sólo había una casita, como a 5 kilómetros de Iberia. Luego de eso, solo monte (bosque) había”, indican.
De acuerdo con Hercilio, uno de los colonos más antiguos, los israelitas se instalaron en la zona de la quebrada Pacahuara y nombraron al lugar “Arca Pacahuara”, en referencia a la bíblica Arca de la Alianza. Hercilio cuenta la dureza del camino, lo difícil de la experiencia. “Los 46 que han venido no les ha sido fácil. Al inicio hemos tenido hasta muertos por las picaduras (de serpientes), no había ninguna asistencia, ningún apoyo… solo vinimos con nuestra fe.”
“No hemos venido de golpe, de a pocos ha sido. Y los que nos hemos quedado ha sido por la fuerza de la fe en nuestro líder, señor Ezequiel Ataucusi Gamonal”, cuenta Juan, mientras realiza las refacciones del Campo Real, lugar de reuniones y oración de los congregados.
Las tierras que empezaron a ocupar eran tierras forestales, propiedad del Estado Peruano. El 28 de diciembre de 2001, se aprueba la creación de los Bosques de Producción Permanente de Madre de Dios y el 2002, luego de 5 años de ocupación de la zona por los israelitas, el 4 de julio, se suscribió el contrato de concesión con la Corporación Forestal Tres Fronteras.
Según Federico Ríos, representante legal de la concesión, y otras fuentes consultadas como el periodista Manuel Calloquispe, al inicio de sus operaciones la empresa dejó que los israelitas mantuvieran actividades agrícolas en el ámbito de la concesión. La autoridad forestal excluyó 6,148 hectáreas de terrenos de la concesión que pasaron a ser de ocupación regular de los israelitas, compensando a la empresa con una extensión de 5,272 hectáreas.
Sin embargo, aún con esa facilidad los israelitas no respetaron los límites de la concesión. Poco a poco fueron arribando más y más congregados. Muchos de los recién llegados eran de Puno, del pueblo indígena aymara, famosos por sus habilidades para el comercio y la cooperación entre grupos familiares. Así, la colonización se hace más intensa y la agricultura se tecnifica para la producción masiva de maíz.
A los pocos años, la expansión de los agricultores de Pacahuara se vuelve más agresiva y los reclamos de Federico Ríos, representante de la concesión, se hacen cada vez más frecuentes. Los esfuerzos de diálogo y conciliación entre las partes no dan resultado. Los pedidos de Ríos de que cesen las invasiones en la concesión no son oídos por los israelitas. Ante una diligencia policial, los israelitas protestan y secuestran a los policías, al concesionario y su abogada, para forzar la liberación de tres campesinos israelitas detenidos por el delito de invasión y deforestación. A pesar de la flagrancia de los delitos, el anonimato de la masa vuelve impunes estos delitos. Hasta el momento, luego de más diligencias y denuncias, Ríos Gonzales, titular de la concesión, no ha podido encauzar a ningún responsable.
Actualmente son casi 2,000 personas las que viven en Arca Pacahuara. A pesar de estar conscientes del problema con la concesión, ya han invertido mucho dinero y tiempo en convertir las selvas en maizales. Y, según manifiestan los pobladores entrevistados, no están dispuestos a abandonar lo que consideran sus campos y sus hogares.
Paralelamente, al otro lado de la frontera, en Pando, Bolivia, muy cercano a Arca Pacahuara, un nuevo asentamiento israelita se está formando. El nombre nos suena conocido. Se llama Alto Monte AEMINPU y está formado con gente que migra desde La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, es decir, son israelitas bolivianos. El asentamiento se ubica a unos 12 kilómetros de la frontera con Perú y 14 kilómetros de la carretera interoceánica. Hasta el momento, parecen haber deforestado ya unas 200 hectáreas.
La madera no se come
Isabel, una señora de unos 50 años que, como ocurre con la mayoría de los israelitas, no quiere ser fotografiada, me pregunta con fastidio “¿A qué ha venido Usted? ¿Por qué estás con cámara? ¿Quién te ha dado permiso para venir?” Isabel es aymara, ha venido desde Puno y ahora vive en Arca Pacahuara. Finalmente nos cuenta que “la fe nos ha traído aquí, por la palabra del profeta Ezequiel y el señor Ezequiel Jonás… la fe es lo que nos ha dado fuerza para venir acá”, dice con la convicción de una varona.
Lúcio, un varón israelita de Ucayali, cree firmemente que la creación está al servicio del hombre y que Dios la ha puesto para ser dominada. “Así dicen las escrituras hermano, lea usted las escrituras, todo está ahí claro. Hay que cuidar la naturaleza, pero primero son las personas. Además, ya vamos en un rumbo de caos como el profeta Ezequiel ya ha predicho. Todo ya está dicho. Así que el camino de la salvación es la agricultura, ese es el motor más importante de los países desarrollados. Eso quiere el FREPAP para el Perú, para dejar de ser un país pobre. Pero solo los congregados seremos salvos cuando llegue el juicio. Eso va a llegar, no se va a evitar”
“A nosotros nos condenan, nos acusan, nos traen a la policía… ¿Por qué? Los madereros, los concesionarios sacan madera y para quién es el beneficio? ¿Acaso es para el pueblo? Es para su bolsillo nomás. Nosotros trabajamos la tierra y producimos alimentos que son para todos. Son para el pueblo, no solo para nosotros”, indica Wilder, habitante de Arca Pacahuara. Wilder vino de Cusco a los 14 años y ahora, con casi 40, mantiene una enorme plantación de maíz.
“Los árboles no se comen, ya hay muchos sitios con árboles. Deberían controlar más a los rateros, a esos que se roban los árboles, los ilegales. Nosotros producimos comida para el pueblo, para el distrito. No lo hacemos a escondidas. Los árboles no se comen. Hay que cuidar, sí, pero hay que comer también. Y este es nuestro sustento”, indica Justino, quien desde la sierra central migró a Loreto para luego trasladarse de nuevo, al otro extremo del Perú, a Madre de Dios.
El impacto combinado de los asentamientos israelitas en la Amazonía peruana alcanza decenas de miles de hectáreas. Estimados realizados por la especialista en monitoreo de la deforestación Carla Limas indican que es posible que los 36 asentamientos fundados por Ezequiel Ataucusi hayan causado la deforestación de al menos 108,000 hectáreas. “Si asumimos que los asentamientos conocidos superan las 3,000 hectáreas, no es descabellado pensar en esa cifra. Estamos hablando de procesos de colonización de décadas y de una migración que no se ha detenido en el tiempo. Los israelitas han sido pioneros en la ocupación en diversas partes de la Amazonía peruana. Además, por lo antiguo de sus movilizaciones, su verdadera huella en los bosques quizá nunca sea realmente conocida”, indica.
Negocios non sanctos
Mariscal Castilla es una de las provincias peruanas en donde se viene dando un crecimiento constante del cultivo de la hoja de coca. A pesar de las denuncias de los pobladores y autoridades locales, la expansión de cultivos no cesa. Solo entre el 2020 y 2021, de acuerdo a las cifras oficiales, el área de cultivos de coca pasó de 4,318 a 6,472 hectáreas, un crecimiento de 49.9%. Los principales distritos donde se desarrollan los cultivos de coca son Ramón Castilla, Pebas y San Pablo. Estos tres distritos albergan a la mayor cantidad de población israelita.
Esta provincia es un territorio atravesado por la mayor vía fluvial del mundo, el río Amazonas, que constituye el espacio ideal para el transporte clandestino de todo tipo de cargas. A lo largo de su cauce, la cantidad de tributarios, ríos y quebradas, así como los mismos brazos del Amazonas constituyen un espacio navegable que apenas puede definirse en los mapas. Una embarcación debe elegir el mejor cauce para evitar encallar o sortear las quebradas estrechas, siendo las embarcaciones menores, como los pequepeque, las más versátiles para sortear el laberinto acuático que fluye hacia el Atlántico.
“Acá el que no conoce se pierde, pues patrón… El río lo hace a uno pendejo, se pone uno tonto y si no divisa bien la ruta se puede uno salir por donde no haya salida…”, comenta Moisés. El hombre, recio como el calor selvático, tiene la tez quemada por el sol, los brazos tensos y venosos, y es uno de los motoristas que nos ha llevado por el Amazonas. Como treinta años ya estoy en esto, desde que era un chiquillo… con mi tío salía a pescar, me decía, ‘mira bien, mira bien… aprende a ver el río… no nos vayas a volcar… así, así se aprende…’ me decía. Y así fui aprendiendo, cómo manejar, cómo limpiar el motor, cómo llevar la carga para que no se moje… cómo evitar que te jodan en el camino”.
Con curiosidad, le pregunto por la carga. “Se mueve de todo pues, patrón. Si pagan bien, se puede correr el riesgo. Todos dicen que es plata fácil pero, a ver que vengan a estar 10 horas en el bote, así llueva o con este solaso, a ver si van a decir que es mucha plata. Y si te agarran, de repente no la cuentas. Así es este negocio…” Moisés es uno de los tantos transportistas que con alguna frecuencia moviliza insumos químicos o cocaína en la zona. Es un oficio de riesgo. Y sus clientes no aceptan errores.
“Hay muchos de los cunchis (es otro nombre con que llaman a los israelitas), de los Ataucusi, que están metidos en el negocio… Una vez, a uno de ellos lo he llevado con su carguita. Pero me sorprendió porque ellos no toman licor, no tiran (no tienen sexo), y este era diferente. Muy avispado me parecía. Con razón dicen ellos que hay gente que se disfraza con su ropa para que no les digan nada cuando están pasando la frontera”, continúa Moisés.
Según un funcionario local de DEVIDA, la agencia peruana contra el narcotráfico, cuya identidad prefiere no ser revelada, en San Pablo, uno de los distritos de Ramón Castilla, al 2020 el 90% de los beneficiarios de los programas de asistencia para sustitución de cultivos eran miembros del movimiento israelita.
Maribel, la varona que llegó a Alto Monte de Israel desde San Martín, se retiró de la colonia en el 2006. “Al inicio bien bonito íbamos, no había problemas con nadie. Bien vendíamos todo a la frontera, a Caballococha y traíamos acá a Iquitos. Después, un día vinieron unos de Colombia. Querían comprar toda nuestra cosecha y bien pagada. Le vendimos todo dos veces, tres veces. Contentos estábamos. Buena plata era. Y entonces, una vez nos dijeron que podíamos alquilarles tierra, que ellos pagaban bien por la hojita (la coca). Al principio nadie aceptó y ellos no se molestaron. Pero después con los nuevos congregados que llegaban de otras colonias, con los más jóvenes, con esos empezaron a hacer contrato. Luego más gente había, escondiendo sus cochinadas… Yo viví eso en mi tierra de joven, primero la coca, luego las balas, los delincuentes, los terroristas, nunca más quiero vivir eso. Por eso me he ido, diciendo que ya estoy enferma para trabajar la tierra, pero aun así me reciben bien. Hay muchos congregados que no están de acuerdo, pero ya no sé cómo harán”.
La expansión israelita en la Triple Frontera no solo ha afectado a los bosques. También a la población indígena Ticuna de la provincia. Varias comunidades Ticuna han sido invadidas en esta expansión israelita. “Basta el permiso para un israelita, siempre un colono andino o costeño, para establecerse dentro del lindero comunal al cabo de unos meses teníamos que ir a sacar una docena de familias. No respetan acuerdos, no respetan nada”, dice Francisco Hernández, presidente de la Federación de Comunidades Ticuna del Bajo Amazonas – FECOTIBA. “Además, primero ponen su yuca, su pan llevar, y más adentro de su chacra, ya van metiendo la coca. No se puede confiar en ellos”, aclara.
En la Triple Frontera, Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil) son ciudades siamesas. En ambas ciudades, la violencia surgida del narcotráfico es pan de cada día. Grupos en las redes sociales, especialmente en WhatsApp, muestran con regularidad las consecuencias de la violencia. Imágenes de asesinatos, listas de la muerte y todo tipo de noticias se propalan entre el morbo y el miedo.
Los israelitas dominan partes de Tabatinga con sus negocios, cercanos siempre al puerto principal. Allí llegan sus embarcaciones cargadas de plátano, yuca y otros productos que venden a menor precio que los comerciantes colombianos. Dos calles completas llenas de negocios son regidas por los israelitas peruanos pero también por israelitas brasileños. La base principal de los israelitas de Brasil en esta zona del mundo está en el poblado de Benjamin Constant. Allí, los israelitas tienen su campo real, el espacio donde realizan sus ceremonias y ritos, el espacio desde donde pretenden extenderse hacia el Atlántico. De hecho, en Manaos, una pequeña comunidad israelita ya ha empezado a forjarse.
Para un israelita a quien llamaremos Martín, “ la coca es una planta sagrada y una planta sagrada se siembra. Es herencia de nuestros ancestros incaicos, del primer pueblo elegido acá en occidente. Hay hermanos que la siembran para consumo tradicional, ahí no es delito. Si sobra producción, a veces viene gente y la compra. Ya lo que hagan con ella, es una decisión de ellos, no de nosotros…”.
De acuerdo a las fuentes consultadas y a reportes periodísticos, en varias oportunidades ciudadanos israelitas han sido hallados transportando cocaína y arrestados tanto por la policía peruana como por los federales de Brasil. La tesis doctoral de Lucía Meneses relata muchas de las acusaciones y vinculaciones de los israelitas con el cultivo de la hoja de coca, las cuales se remontan a mediados de los años 1990. Las disputas internas del movimiento son expuestas así como las declaraciones de la policía federal brasileña, que iniciaron denuncias públicas de estos vínculos con el narcotráfico en 2014. Ya en 1995, la revista peruana Caretas había denunciado que el fundador de la AEMINPU, Ezequiel Ataucusi, estaba seriamente implicado en el narcotráfico.
En el 2017, la embarcación María Fernanda II, de la empresa VQ Arco Iris, cuyo dueño es el israelita Víctor Quispe Vilcatoma, se hallaron 25 kilos de cocaína. El caso, aparentemente, se archivó y la embarcación permanece operando hasta la fecha. Lo extraño es la bonanza económica del grupo familiar, que posee grandes empresas en Iquitos, propiedades, centros comerciales y otros negocios, todos fundados con su aparente éxito agrario. Ese no es el único caso de empresarios israelitas que se conoce, pero la Unidad de Inteligencia Financiera de la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones (SBS) del Perú parece aún no reparar en estos casos.
Quizás sea una coincidencia, algo fortuito, pero todos los grandes asentamientos israelitas como los de Yurimaguas y la Triple Frontera, en Loreto, en El Sira, límite entre Ucayali y Huánuco, y en zonas aledañas a Arca Pacahuara, en Madre de Dios, o Puerto Ezequiel en el lado colombiano del Río Putumayo, son zonas de producción cocalera o zonas de tránsito de cocaína. Recientes intentos de expansión israelita en el río Napo, coinciden también con los reportes de presencia de narcotráfico en la cuenca.
Estas aparentes coincidencias se suman a incidentes ocurridos con el mismísimo Jonás Ataucusi Molina, líder actual de la AEMINPU, quien fue detenido cuando se desplazaba desde Lima a Ayacucho en una comitiva de dos autos. En los vehículos se hallaron dos revólveres, una pistola automática y dos modernas carabinas de tiro múltiple. Asimismo 132 cartuchos de 12 milímetros, 294 proyectiles calibre 223, treinta y seis balas para pistola, y 12 cacerinas abastecidas con munición. Entre sus pertenencias se encontró, igualmente, una cámara filmadora, equipos de radiocomunicación y dinero en efectivo. Ayacucho, es la puerta de entrada al VRAEM, la mayor zona de producción cocalera del Perú.
Contactos políticos
El Perú es un país con una inestabilidad política asombrosamente persistente. El desencanto de la población con el elenco político que elección tras elección presenta candidatos ha traído aún mayor precariedad a un país que parece tener un invisible piloto automático. En parte, ese desencanto, ese desprecio por los políticos de siempre, se vió reflejado en la inesperada elección de 16 congresistas miembros del FREPAP, el brazo político de los israelitas. Luego de 20 años sin representación congresal, el FREPAP se convirtió en la segunda fuerza política del parlamento.
FREPAP al 2020 tenía 41,294 miembros inscritos, con 105 comités registrados en los 24 departamentos del Perú. De acuerdo a su página web, el Frente Popular Agrícola FIA del Perú – FREPAP, “es un partido teocrático, nacionalista, Tahuantinsuyano, revolucionario, agrario-ecologista, de ancha base e integracionista, firme defensor de los derechos fundamentales de la persona, de la verdad y el estado de derecho; y se inspira en los principios de libertad e igualdad, solidaridad, justicia y paz, verdaderos postulados de la Doctrina Cristiana”.
El desempeño congresal del FREPAP quiso proyectar una imagen bastante alineada a sus principios morales. Sin embargo, personal del Congreso Peruano, que laboró mientras ellos estaban en mandato, manifiestan que sus votaciones muchas veces eran bastante negociadas. Mariano Castro, ex Viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente, recuerda que ante cualquier iniciativa que pudiera obstaculizar su expansión colonizadora, los congresistas asumían una posición contraria.
Por otro lado, uno de los congresistas del partido, Robledo Gutarra, congresista por Junín, apoyó con toda su energía la construcción de carreteras en la Amazonía, especialmente, la carretera Bolognesi – Nueva Italia – Sawawo – Puerto Breu. Esa carretera, la UC-105, pretende crear una vía asfaltada para unir Junín y Ucayali en Perú, con Acre en Brasil, atravesando sin mayor reparo extensos territorios indígenas. Esta vía, a pesar de las alertas y las protestas de las organizaciones indígenas, se mantiene como una propuesta en el congreso, apoyada por autoridades que ven en la nueva carretera la oportunidad de ampliar la frontera agrícola a costa de una mayor deforestación y del crecimiento del narcotráfico, ya presente en la zona. De hecho, cuando el proyecto empezaba a promocionarse, los representantes del FREPAP en Junín y regiones cercanas apoyaron de inmediato el proyecto.
Sin embargo, como señala el investigador Carlos Raez, “el FREPAP apoyó y formuló leyes que, en la forma, beneficiaban a la población, sobre todo económicamente. No obstante, recibieron críticas sobre el sustento legal, o se acusaba a sus propulsores de populistas. La bancada frepapista presentó un total de 326 proyectos de ley, de los cuales 48 fueron promulgados, además de 4 resoluciones legislativas….” “(El FREPAP) también consiguió la promulgación de leyes que favorecían al agro, en concordancia con su ideario, como las de promoción a la andenería, de los mercados digitales en el sector agrario y las compras estatales de productos alimenticios. También sobresale la prolongación de la moratoria a los transgénicos, como la modificación de la anterior Ley de Promoción Agraria, así como un nuevo régimen agrario”.
Además de la representación congresal, en Loreto, en la Triple Frontera, el Frepap ganó las elecciones municipales del 2018 en la provincia Mariscal Ramón Castilla y en los distritos Pebas y San Pablo, que pertenecen a la mencionada provincia. Desde hace años, las administraciones municipales han sido ocupadas o fuertemente influenciadas por la población israelita. Bajo su administración se han construido vías vecinales, sin tomar en cuenta los procesos de consulta previa que demanda la ley al afectar territorios indígenas. Las vías construidas son ahora nuevos frentes de invasiones y de crecimiento del narcotráfico que impera en la provincia.
En Iberia, Madre de Dios, también Arca Pacahuara ha recibido los favores de tener autoridades municipales israelitas. Con vías de penetración y articulación con otros poblados, Arca Pacahuara cuenta con una red vial bien mantenida en medio de poblados con caminos en mal estado. Las 4,300 hectáreas deforestadas de Arca Pacahuara están en constante aumento.
Sin embargo, los coqueteos con el poder político, en el nivel nacional, son ahora un poco más notorios. Mientras se preparaba para la segunda vuelta electoral, Pedro Castilo, quien acaba de ser vacado de la presidencia del Perú, recibió públicamente la bendición de un pastor israelita. Durante la elaboración de este reportaje, se reveló que Castillo tiene en su entorno más cercano a David Pérez Curi.
Como consigna el Portal de Transparencia, desde agosto de 2021, David Pérez es un asiduo concurrente al despacho del presidente y ha sostenido reuniones en el Ministerio de Vivienda, en el de Comercio Exterior y Turismo, y en oficinas de congresistas del partido oficialista. Desde diciembre de 2021 figura como asesor en diferentes instituciones públicas, pero se le ve acompañando a Castillo en casi todo acto público. David Pérez es hijo de María Curi, una varona miembro de la congregación israelita, que postuló al Congreso representando a Madre de Dios en las elecciones pasadas. Adicionalmente, en la Triple Frontera, la María Fernanda, la embarcación de los Quispe Vilcatoma, enarbolaba las banderas de los candidatos más afines al gobierno de Castillo, antes de las elecciones regionales y de alcaldes de octubre del 2022.
Pero no solo en Perú la AEMINPU ha tentado el poder político. En Bolivia, en las elecciones de 2005, el Frente Patriótico Agropecuario de Bolivia – FREPAB, logró la postulación de 61 candidatos para senadores y diputados. Respecto a su candidato presidencial, el líder por 18 años del AEMINPU en Bolivia, Eliseo Rodríguez Pary, tuvo que retirar su candidatura cuando se demostró su origen peruano. El FREPAB se mantuvo participando en las lides electorales hasta el 2008, y se diluyó posteriormente en alianzas con otros partidos.
Un futuro sin profecías
No es posible predecir con certeza el devenir político del FREPAP y lo que pasará con los seguidores de Ezequiel Ataucusi. Una varona en Ucayali comentó que el profeta dejó todo previsto hasta el 2020 y que esas predicciones se han hecho realidad, pero que ya dependía de Ezequiel Jonás, el heredero, anunciar las siguientes acciones del movimiento. Cualesquiera que sean las predicciones o las órdenes que el nuevo profeta imparta, algo si es seguro: la Amazonía está dejando de ser la tierra libre sobre la que el fundador de los israelitas planificó la salvación de sus fieles.
La expansión de los israelitas y su fuerza política, expuesta en diversos distritos y provincias, así como sus avances en varios países de América Latina, sólo permiten decir que la mentada agonía del movimiento no ocurrirá, al menos en el futuro cercano.
Avanzado el siglo XXI, la Amazonía está cada vez en mayor riesgo. Si los israelitas, como los menonitas y otros grupos siguen viendo a los bosques como el obstáculo para la expansión de su forma de vida, la única promesa que se cumplirá es la sequía permanente de los bosques húmedos amazónicos.